En un acto interno
celebrado el pasado martes día 1, la hermandad de la Vera Cruz presentó uno de
sus estrenos, la peana para Nuestra Señora de la Esperanza. Se cumple con ello
un deseo de años que afortunadamente ahora se ha convertido en realidad.
Esta realizada en
metal plateado y tanto las trazas como el léxico decorativo siguen de cerca la
estética del paso de la Virgen, obra de 1904 que, pese a las reformas
sustanciales posteriores que ha sufrido, conserva elementos fundamentales para
su compresión. Paso este, único y excepcional, tallado en madera dorada y
policromada con motivos mitológicos, entre los que sobresalen con singular
protagonismo las esfinges y grifos de las esquinas, que nos remite a la
inspiración oriental tan en boga a lo largo siglo XIX. Una pieza artística que
con el devenir de los tiempos no llegó a entenderse en su justa medida,
probablemente por novedosa, atrevida y exótica, y que ahora, transcurridos más
de un siglo desde su realización, debiera calibrarse en su verdadera dimensión.
De manera que, con la perspectiva de los años, se pueda ponderar en su contexto
como una auténtica rara avis, nacida
en los últimos estertores del historicismo, los primeros efluvios del
modernismo, y la plena ebullición del gusto por lo pintoresco, lo exótico, lo
lejano y la fascinación por lo egipcio que tuvo tanto predicamento en aquella
Europa decimonónica y de principios del siglo pasado.
En España también se
prodigo el arte inspirado en Egipto, en consonancia con la mentalidad revival predominante en el arte y en el
gusto de la sociedad finisecular. El cauce principal de introducción fueron las
revistas ilustradas, en las que se publicaban fotografías de los pabellones
construidos en estilo neoegipcio en las Exposiciones Universales. Era habitual
además el uso de pequeños elementos decorativos en colofones y letras
capitulares. A ello debemos añadir las monografías que estudiaban aspectos
diversos del arte egipcio, que ponían de manifiesto el interés que suscitaba
entre el público, en general, y en los especialistas en particular. Una tercera
vía de introducción, no de poca importancia, fueron las escenografías
teatrales. Egipto se había puesto de moda y así lo atestiguan los decorados de
óperas, que requerían de grandes telones para la ambientación de la escena,
como el Nabucco de Giuseppe Verdi,
obra que se estrenó en 1842 basada en el Antiguo Testamento y en el Nabuchodonosor
de Francis Cornue y Anicète Bourgeois. Poco a poco se fue moldeando el gusto a
un estilo cuyas manifestaciones se contemplaban en el teatro y se veían en la
prensa especializada. No se puede olvidar también la importancia que años más
tarde tuvo la cinematografía como vehículo de transmisión de primer orden de
los modelos neoegipcios. Las múltiples películas que con temática bíblica e
histórica se rodaron en Hollywood mostraban una amplio repertorio.
La nueva peana
mantiene este cariz estético en el marco de aquel eclecticismo artístico. En su
diseño predominan elementos extraídos del propio paso, como los chaflanes de
las esquinas de su canasto. En un juego de líneas contrapuestas, la composición
troncocónica de pirámide truncada de la canastilla se contrasta con los
perfiles cóncavos de la peana. En su vertiente decorativa tiene especial preponderancia
el friso central. Se compone con una serie de dibujos geométricos, en los que
se insertan pequeños espejitos, algunos de los cuales recuerdan al escudo de la
hermandad, siguiendo una técnica frecuente en los retablos y marcos barrocos y
rocoró de la segunda mitad del siglo XVIII y propio del arte ecléctico de la
siguiente centuria. Este recurso ilusionista incide en el carácter efectista de
la propia obra y la contextualiza en el conjunto del paso y su puesta en
escena. Otros motivos ornamentales predominantes son las características ovas,
que también vemos repetidas en las jarras laterales del paso. Cabe destacar
además, en sendas tarjas situadas en los chaflanes, la presencia de los escudos
de los franciscanos y los agustinos, en recuerdo a las dos sedes canónicas
donde históricamente ha estado establecida la corporación crucera. Resulta
reseñable asimismo un friso donde aparecen cinceladas las siguientes letanías:
“MATER PVRISSIMA - MATER SALVATORIS - SPES NOSTRA - MATER ECLESIAE - DOMVS AVREA”.
En el eje central, justo debajo de la letanía alusiva a la advocación de la
Virgen titular, se dispone una cartela con el escudo de la hermandad, escoltado
por dos filacterias con su lema: “AVE CRUX - SPES UNICA”. Se remata la obra con
una vistosa crestería de palmetas y flores de loto que se alternan, en
consonancia con la decoración oriental que impregna a todo el conjunto.
PJMS
Fotografías:
Antonio Cuevas.
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